Reflexiones
IMPRESIONANTE CARTA DEL OBISPO DE TANGER.
A esta Iglesia la hizo de frontera la historia, y lo natural hubiera sido que, en nuestra vida de creyentes, esa frontera significase sólo un límite o confín reconocido entre dos Estados soberanos.
Pero injusticia, violencia y explotación han llenado de empobrecidos los caminos del mundo, y, para ellos, muchas fronteras se han transformado en límite impuesto por los poderosos a derechos que son de todos, y en desprecio de derechos particulares que tienen por serlo los pobres.
El egoísmo, la arrogancia, la crueldad, han transformado nuestras fronteras en vallas con cuchillas, en barreras que se pretende infranqueables para los empobrecidos de la tierra, en escenario para una trama de privaciones, enfermedades, heridas y mutilaciones, en cementerio de vidas jóvenes y de esperanzas legítimas.
A los creyentes, esa perversión deshumanizada de la frontera nos obliga a situarnos en ella para estar al lado de sus víctimas. Y la gracia de Dios, la fuerza de su Espíritu, nos unge para que ahí asumamos, como testigos de una humanidad nueva, nuestras responsabilidades con los pobres y con el evangelio que para ellos se nos ha confiado.
La perversión de estas fronteras no es episódica, como no lo son la injusticia, la violencia, la explotación y la prepotencia que las han transformado en espacios de muerte. Nuestras fronteras son cementerios que nunca se cierran; sólo ignoramos cuál será –y cuántos serán- el próximo nombre o el próximo número que se ha de escribir en su lista de muertos.
Dentro de esa estructura de muerte que muchos quisieran opaca porque la quieren impune, se producen a veces brechas informativas, o porque los muertos no se pueden ocultar, o porque algunas imágenes escapan al control del poder establecido.
El pasado día 15, fiesta de Santa Teresa de Jesús, se produjo en la frontera de Melilla una de esas brechas por las que se asomó a nuestra conciencia un episodio en la vida de un hombre, sólo unos minutos de su tiempo: agentes de la guardia civil agreden en territorio español a un emigrante que está bajando de la valla, a golpes lo dejan inconsciente, y en ese estado, sin tomar ningún tipo de precaución sanitaria, lo mueven y por una paso abierto en la valla lo devuelven a territorio marroquí.
La evidencia del daño injustamente causado, de la violencia gratuita ejercida, del trato humillante dispensado, exige que exprese, como obispo, la solidaridad de esta Iglesia con ese hombre –con todos los emigrantes- y nuestra comunión con él, y hace urgente que esta Iglesia reconozca públicamente a esos emigrantes –bautizados o no- como hijos suyos, y que a toda persona de buena voluntad, también a las autoridades de los pueblos y a las fuerzas del orden, pida para ellos en justicia lo que se les debe, y por solidaridad lo que necesitan.
Palabra de Dios y frontera:
La perversión de la frontera irrumpe con fuerza en nuestra eucaristía dominical. La violencia de la realidad hace que la palabra de Dios proclamada en la liturgia, resuene casi como un sarcasmo en los oídos de los oprimidos y como una blasfemia en los oídos de Dios: “Yo soy el Señor y no hay otro; fuera de mí no hay dios”… “Aclamad la gloria y el poder del Señor… porque es grande el Señor”.
Si no la oímos en comunión con los pobres, la de Dios será una palabra pronunciada sólo para halagar el oído de los grandes y no para enjugar las lágrimas de los pequeños.
Y tú, Iglesia cuerpo de Cristo, Iglesia de pobres que se arriesgan por un sueño en las vallas de una frontera, tú buscas con todos una luz para que la palabra del Señor resuene verdadera y consoladora en el corazón de cada uno de tus hijos.
Si te pones del lado del que oprime, la palabra de Dios suena sólo a sarcasmo y blasfemia.
Si te pones del lado de los oprimidos, si cierras filas en torno a ellos, si caminas indefensa con ellos hacia su futuro, si te haces pacífica con ellos, entonces con ellos y con Cristo reconocerás verdaderas las palabras de la profecía, y en tu camino resonará poderoso y consolador el salmo de tu oración: “Es grande el Señor y muy digno de alabanza, más temible que todos los dioses. Pues los dioses de los gentiles –los dioses del poder, los dioses de la injusticia y de la violencia- son apariencia”.
Tú no avanzas con violencia hacia los violentos; los vences con las armas de tu fe, de tu esperanza y de tu amor; los haces enmudecer con la fuerza de tu canto.
Si te mantienes al lado de los pobres, estarás siempre al lado de Cristo Jesús, Cordero degollado y vencedor.
Indiferencia y frontera:
En ese fragmento de realidad de la frontera que hemos podido conocer, hay un aspecto que considero necesario señalar por significativo e inquietante.
Un hombre bajaba por la valla de la frontera, y cayó en manos de unos vigilantes, que lo molieron a palos hasta dejarlo medio muerto.
Ellos, los vigilantes de la frontera, fueron los primeros en verlo desvanecido, pero no lo atendieron, simplemente se desentendieron de él y lo echaron al otro lado de la frontera.
Mientras se lo llevaban, a su lado pasó un vehículo médico, que no se detuvo; lo mismo hizo una ambulancia, que tampoco se detuvo; y de largo pasaron también unos ciudadanos que hacían su caminata de siempre contra el colesterol y los kilos.
Es como si en ese jirón de realidad fronteriza, la parábola del buen samaritano se hubiese quedado sin el personaje principal, sin el samaritano compasivo.
Esa ausencia es sobrecogedora. Se nos ha permitido ver una parábola de la indiferencia globalizada. ¿Será una parábola de la realidad en que vivimos?
Iglesia y frontera:
Como Iglesia:
Unimos nuestra voz a la de instituciones y personas que han pedido que se esclarezcan los hechos acaecidos el pasado día 15 de octubre, se depuren responsabilidades, y se ponga fin a la violación de derechos fundamentales de las personas, violación continuada que ha sido hasta ahora ignorada, si no tolerada, por los poderes públicos.
Pedimos que se autorice la presencia de observadores independientes que puedan informar sobre el respeto o la violación de los derechos que asisten a las personas en las fronteras.
Lamentamos que las autoridades de los Estados presten más atención a la impermeabilidad de las fronteras que al bien de las personas.
Lamentamos que a un hijo de esta Iglesia, que se hallaba en situación de manifiesta necesidad, se le haya tratado en la frontera de Melilla como nadie en su sano juicio hubiese tratado en ningún lugar a un animal herido.
Y denunciamos una información que, por engañosa, interesada y continuada, ha hecho posible, se diría que incluso normal, esa escena de violencia gratuita y de indiferencia colectiva que hemos visto representada para vergüenza y asombro de todos en la frontera de Melilla.
Iglesia sin fronteras:
Para nuestra confusión, a los cristianos demasiadas veces se nos encuentra cerca del poder y lejos de los pobres. Ni siquiera nos damos cuenta de que, por ese camino, nos excluimos de Jesús, nos quedamos lejos de su evangelio.
En Jesús de Nazaret, Dios se nos ha revelado sin fronteras. Sólo sueña que la casa se le llene de hijos.
A ti, Iglesia cuerpo de Cristo, te hizo de los pobres el mismo amor que te hizo de Jesús: Iglesia sin fronteras, Iglesia madre de todos, Iglesia que a todos se ofrece espaciosa y abierta como el corazón de Dios.
Tánger, 19 de octubre de 2014.
+ Fr. Santiago Agrelo
Arzobispo de Tánger
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Martes 7 de octubre de 2014
HAY VIDA MAS ALLÁ DE LA CRISIS
DE VIAJES Y FRONTERAS
Hay viajes que te cambian la vida, aunque todo vuelva a ser aparentemente igual, pero la densidad de lo vivido, queda grabada en el alma, en la piel, en la conciencia. Así nos ha ocurrido a un grupo de gente de Lavapiés que hemos estado recientemente en la Frontera Sur. Ceuta, Tánger, Nador y Melilla han sido nuestro recorrido. Los viajeros y viajeras éramos todas gentes conocedoras de la realidad migratoria y de la violencia de las fronteras, sin embargo nuevamente hemos podido comprobar que ningún dato, análisis ni abstracción, por rigurosa que sea, puede sustituir el poder del rostro y la relación vivida cuerpo a cuerpo y que, como nos decía un amigo marroquí que nos echamos en el camino: Ninguna valla puede parar el hambre, pese a los 33 millones de Euros que el gobierno español lleva invertidos en lo que va de año en el endurecimiento de la valla de Melilla con sus concertinas. En esta ruta nuestros guías han sigo gentes expertas en humanidad y resiliencia a quienes dedico con agradecimiento y admiración mi artículo de este mes:
-La Asociación Elin, más conocida entre los migrantes como “Chez Paula”, que como su nombre indica es un oasis en medio de la ciudad-cárcel que es Ceuta para muchos migrantes por su condición de limbo jurídico, al quedar fuera del territorio Schengen. Esta asociación es sobre todo una red de personas comprometidas con los derechos humanos de las personas migrantes, y en la que mientras las personas sin papeles aprenden lengua, conocen derechos, recursos y estrategias de supervivencia que pueden ayudarles en su llegada a la península se crean vínculos poderoso de amor y de amistad como una provisión valiosa hacia su destino incierto. Una casa “comunal” donde todo es de todos y todos lo respetan, donde hasta los pasillos se convierten en aulas improvisadas y donde es fácil encontrar a gentes con las manos vendadas por las heridas de las concertinas, o cuerpos marcados por el apaleamiento recibido por la policía de fronteras, nunca se sabe si la del lado marroquí o del español, porque unos a otros se echan la pelota inhibiendo responsabilidades. Pero “Chez Paula” es al mismo tiempo un lugar poblado de esperanza, de risas, de ritmos de tambores y cuerpos que bailan y acogen a los que llegamos a la vez que nos plantean preguntas inquietantes sobre su futuro.
-La Delegación de Extranjería del Obispado de Tánger, las gentes del TAM, expertos en acompañar duelos y preparar a la gente para que el viaje se haga en las máximas garantías posibles para que el destino sea la vida y no la muerte, o en acompañar familias divididas, porque el marido logró cruzar el Estrecho, pero a la mujer y la niña no tuvieron la misma suerte y quedaron en tierra. Testigos cotidianos de las luchas de la gente por acceder a un zódiac y cruzar los 14 Kms “malditos” que los separa del sueño de Tarifa. Gentes enfaenadas también en la mediación, el diálogo y la sensibilización con las instituciones y la sociedad marroquí para frenar el racismo y la violencia policial y ciudadana contra la población subsahariana, como los sucesos acontecidos este verano en el barrio de Boukhalef: vejaciones a mujeres, incendios de viviendas, muerte de una persona senegalesa a manos de grupos racistas con la complicidad de la inhibición policial.
-Las gentes del Equipo de Nador de la misma delegación que realizan tareas de Ayuda humanitaria en el monte Gurugú. Un grupo de gente extraordinaria con una resistencia a toda prueba y que han aprendió a vivir con astucia y con naturalidad el saberse siempre en el punto de mira de la policía marroquí. Son quienes mejor conocen los campamentos y a sus líderes pues son quienes les proporcionan mantas, plásticos, comida, agua, para la supervivencia más básica y también quienes les auxilian cuando ha habido un “salto”. Hacen las primeras curas, se hacen cargo de ellos para que les atienda en los hospitales y quienes les acogen cuando son dados de alta y no pueden volver al monte por las condiciones en que se encuentran, como Omar un joven de Níger al que en un intento de salto a la valla la policía marroquí le rompió la médula y ha estado inmovilizado durante meses hasta ir poco a poco recuperando la posibilidad de andar de nuevo y que en los días que estuvimos juntos hablándonos de su madre y su familia nos dijo que era la primera vez en mucho tiempo que volvía a sonreír después de la paliza.
-Los compañeros de PRODEIN, expertos en denunciar “devoluciones en caliente”, el incumplimiento de los Derechos Humanos a un lado y otro de la frontera cuando se produce un “salto”, las razias de la policía marroquí en los campamentos ubicados en los montes y la muerte, sólo en el mes de Agosto, de cinco personas de origen subsahariano a manos de los cuerpos de seguridad de las fronteras. La última un joven maliense.
La mayoría de estas gentes junto con otros colectivos que forman parte de MIGREUROP han denunciando hace apenas un mes en el Parlamento Europeo la violación de derechos Humanos que acontece cada día en la frontera Sur: devoluciones en caliente, instalación de concertinas, uso de material antidisturbios en frontera, etc. y han planteado cuatro medidas urgentes y realizables por una solución europea al drama en las fronteras de Ceuta y Melilla exigiendo para ello la implicación del gobierno español y europeo. Las propuestas planteadas han sido las siguientes:
-Facilitar el proceso de regularización abierto en Marruecos
-Flexibilizar la Normativa para la reagrupación familiar de forma que se permita el acceso de las personas a países de la Unión Europea donde tengan familiares.
-Garantizar una adecuada protección a las personas refugiadas y solicitantes de asilo, junto con la puesta en marcha de un programa conjunto de reasentamiento que garantice su protección internacional.
-Reconsiderar la política de visados en relación a los países africanos que generan los flujos migratorios e impulsar un marco menos restrictivo que el actual.
En definitiva, poner el foco de atención no en la represión y la violencia, sino en las personas que en Marruecos, se encuentran en situación de emergencia humanitaria y garantizar el respeto a sus derechos y una adecuada protección.
En este viaje no hay fotos. Las llevamos dentro y no es fácil que se nos borren de la retina: el asentamiento en el centro de Ceuta, frente a la Delegación de Gobierno de cuarentas familias sirias a la espera de que alguien les de alguna explicación sobre su solicitud de asilo, reclamando con una pancarta:“No hemos salido de una guerra para entrar en una cárcel ”, o los campamentos a la salida del CETI de Melilla con las mujeres cocinando sobre cuatro piedras a orillas de un rio, mientras los niños se nos acercaban curiosos con ganas de jugar y sin perder la sonrisa y los hombres nos mostraban su documentación pensando que éramos de Derechos Humanos y podríamos ayudarles, o la fila inmensa de “porteadoras” en Ceuta, alineadas de a una por un policía español que empezó a golpearlas ante nuestra atónita mirada y la tensión creada cuando Marruecos decidió sin previo aviso cerrar la frontera. Este viaje no nos deja como recuerdo, insisto, un álbum de fotos, pues la policía bien se encargó de impedirnos fotografiar nada que tuviera que ver con mostrar la realidad de los migrantes y las vallas, exigiéndonos más de una vez nuestra identificación de forma amenazante. Este viaje nos deja sobre todo “deberes”. Hemos visto más de cerca la perversidad de las políticas migratorias europeas y la consecuencia de la externalización de las fronteras y esto nos lleva a no ser ingenuos ni cómplices con ellas, sino a buscar los medios y las estrategias más certeras para desmantelarlas, porque la seguridad y la xenofobia son además un negocio, de modo que mientras unos se lucran el Mediterráneo se ha convertido en la mayor fosa común del mundo.
A los pocos días de nuestra vuelta a casa, mientras escribía este texto, Mory, un amigo senegalés nos llevó a casa a Samba. Le había encontrado deambulando por la calle. Hacía una semana que él también había hecho otro viaje: en Zodiac, de Tánger a Tarifa. Había cruzado los anhelados 14 Kms. Cenamos juntos y al día siguiente le acompañamos rumbo a Bélgica donde le espera su hermano. Tenía razón el amigo marroquí que nos salió al paso en Ceuta: No hay valla ni frontera que pueda parar el hambre y los sueños de la gente.
Pepa Torres
Red Interlavapiès
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Elin es el nombre del Oasis en el que el pueblo judío, según el libro del Éxodo encontró agua y descanso para reponerse, Su sede es la casa de Paula y Cande, religiosas vedrunas.
Los CETI son Centros de estancia Temporal para inmigrantes dependientes de En concreto el de Melilla tiene una capacidad de 480 plazas y en Julio del 2014 contaba con unas 1600 personas acogidas.
No tiene desperdicio en este sentido el libro de Claire Rodier El negocio de la xenofobia , Clave Intelectual, 2013.
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PAREMOS LOS VUELOS:
Las deportaciones de los inmigrantes y el boicot a Air Europa.
La expulsión de inmigrantes a sus países de origen es sólo el último eslabón del macabro engranaje que constituyen las políticas de control de los flujos migratorios llevadas a cabo en Europa en general y en España en particular. Este libro recién publicado (Mayo 2014), “Paremos los vuelos: las deportaciones de inmigrantes y el boicot a Air Europa”, trata de poner el foco sobre la etapa final del proceso criminalizador de la migración en nuestro país: la deportación.
Los inmigrantes se han convertido en un “chivo expiatorio” y en los culpables de todos los males que atentan contra nuestro Estado de Bienestar. Tanto en nuestro país como en la Unión Europea en general se ha desarrollado un fuerte discurso político que equipara migración con criminalidad, que legitima, sustenta y sirve de trampolín para llevar a cabo todo tipo de políticas represivas contra esta población inmigrante. Sabemos bien los elementos que forman parte de esta cadena represiva, porque cada uno de estos eslabones tiene nombre y apellido: fronteras, vallas, concertinas, devoluciones “en caliente”, redadas racistas, controles de identidad selectivos, Centros de Internamiento de Extranjeros, expulsiones “express”, macro-vuelos de deportación, etc.
De todo este engranaje, el de la expulsión de inmigrantes es , si cabe, uno de los procesos más oscuros y ocultos a los ojos de la ciudadanía. El presente estudio trata de arrojar luz acerca de cómo se llevan a cabo estas expulsiones, especialmente aquéllas que se realizan a través de vuelos “especiales” –no comerciales- de deportación masiva: empresas que se lucran en estas operaciones, presupuestos que se destinan a estos efectos, violaciones de los derechos humanos que se cometen, etc: “Cada año, el Estado español fleta más de cien vuelos de deportación para la expulsión de miles de personas migrantes. Las compañías aéreas Air Europa y Swift Air han firmando con el Ministerio del Interior un contrato de 24 millones de euros para la realización de los vuelos de deportación entre los años 2013 y 2015” . Las fuentes con las que se ha nutrido y documentado este libro son las publicadas por el propio Ministerio del Interior, junto con el testimonio -de valor incalculable- de las propias personas expulsadas y deportadas.
Esta publicación es fruto del trabajo colectivo realizado por la Campaña Estatal por el Cierre de los CIEs, que aglutina a diferentes colectivos y movimientos sociales en lucha contra las políticas migratorias española y europea y por el fin de las fronteras, fundamentalmente de Barcelona, Madrid, Oviedo y Valencia
CAMPAÑA ESTATAL POR EL CIERRE DE LOS CIES (2014): “Paremos los vuelos:las deportaciones de los inmigrantes y el boicot a Air Europa”. Oviedo, Cambalache
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VULNERACIONES DE DERECHOS HUMANOS EN LA FRONTERA SUR-MELILLA.
Este informe es reciente, lo elaboraron los miembros de la Comisión de observadores de derechos humanos a raíz de una visita en julio de este año, coincidiendo con unas jornadas, esperamos que lo compartais.
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¿Cómo hacer de la vulnerabilidad un arma para la política?
Silvia Gil.
Miércoles 8 de enero de 2014
Pensar la vulnerabilidad surge como una necesidad frente al omnipotente relato de autosuficiencia en el capitalismo contemporáneo. Aquel que afirma que la vida es un camino individual, no compartido. Pero también frente a la mercantilización de nuestra fragilidad. La búsqueda legítima del bienestar deviene suculento negocio acorde con la idea de que empeñándonos podemos lograr la plenitud. Miles de productos se agolpan ante nuestros ojos, prometiendo respuestas definitivas: salud, estética, alimentación, entrenamiento corporal… Solo es cuestión de intentarlo con ahínco. Un esfuerzo más. Un paso más. Una deuda más.
Frente a la autosuficiencia impuesta y a la fragilidad corporal hecha mercancía, se imponen dos preguntas: ¿En qué sentido puede ser la vulnerabilidad un punto de partida importante para leer la realidad? Y, ¿puede ser, con sus dificultades y límites, un arma para la política? Dicho de otro modo, ¿cabe pensarla como una palanca para el cambio? Para tratar de responderlas, vamos a avanzar dos ideas: la vulnerabilidad no es solo una imposición del neoliberalismo, sino la condición ontológica de toda existencia. Precisamente por ello, es necesario extraer las consecuencias de dicha condición: señala un estado de inacabamiento que nos obliga a salir fuera de nosotras mismas, dibujando una subjetividad de lo abierto. En este punto, nos vemos convocadas a repensar el vínculo con los otros. Pero este pasaje desde la vulnerabilidad no se produce de manera automática: exige abordar el sentido que le damos a la vida en común. Vayamos por partes.
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Todavia hay muchas personas que se organizan, piensan y buscan alternativas para una nueva ciudadania en democracia.
Porque si creen que es posible una democracia que favorezca el desarrollo de todos los y las ciudadanos.